El Alzheimer es la enfermedad neurodegenerativa más frecuente y la primera causa de demencia en la población. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) son ya 50 millones de personas en el mundo las que sufren Alzheimer u otros tipos de demencia. De ellos, en torno a 900.000 personas se encuentran en España.
El Alzheimer no es una parte normal del envejecimiento, aunque la edad sí que es uno de los factores de riesgo conocidos más importante. La mayoría de las personas que lo padecen son mayores de 65 años, sin embargo, también se han dado casos en los que se han visto afectados por la enfermedad colectivos más jóvenes de la población.
Esta enfermedad afecta directamente al deterioro progresivo de su capacidad, aunque también cabe mencionar a quien cuida y atienda al paciente, es decir, las familias o cuidadores. Suponiendo cambios importantes también en su vida a todo su entorno.
Primeros signos
Sabemos que el Alzheimer es una enfermedad progresiva y que se inicia de forma silenciosa en el cerebro de la persona que la padece, y se desarrolla hasta 20 años antes de que esta o su entorno más cercano pueda notar los primeros síntomas.
Durante este largo periodo de tiempo el cerebro del paciente va sufriendo pequeños cambios y alteraciones en el normal funcionamiento de sus neuronas. Los síntomas pueden variar según cada persona, pero los primeros signos de la enfermedad pueden ser:
- Pérdida y olvido evidente de palabras y nombres.
- Puede perderse cuando está en lugares no conocidos o nuevos.
- Retiene poca información cuando lee.
- Puede llegar a perder objetos de valor.
Ayuda en la fase inicial del Alzheimer
Como hemos dicho antes, el Alzheimer no solo afecta a personas mayores de 65 años, sino que en determinadas ocasiones puede afectar a población menor de 65 años. Como psicólogos especializados en adultos mayores vamos a proponer ciertas acciones que llevar a cabo para las familias o cuidadores de aquellos mayores que comienzan a verse afectador por esta enfermedad.
La pérdida de memoria grave, la desorientación, la confusión y otros cambios importantes en el funcionamiento de nuestro cerebro suelen ser los signos que nos ponen en alerta y es cuando realmente nos damos cuenta del problema.
En las fases iniciales del Alzheimer los síntomas comienzan a ser visibles pero manejables con un poco de ayuda y acompañamiento. Es muy importante que la familia se informe sobre la enfermedad, evolución y síntomas para así poder comprenderciertas conductas y reacciones, gestionar determinadas situaciones y garantizar el mayor bienestar del adulto mayor y por supuesto, de ellos mismos.
También es muy importante fomentar la autonomía del adulto afectado y potenciar las habilidades que mantenga preservadas. Por eso es muy importante que el entorno familiar o cercano se adapte a las nuevas circunstancias. Además, se debe tener en cuenta la adecuación del espacio físico para que la persona se desenvuelva de forma sencilla y con seguridad.
En las fases iniciales es importante limitarse a la supervisión, ya que es muy favorable que se mantengan activos e independientes para reforzar su autoestima y reducir su frustración por la perdida progresiva de algunas capacidades. Solo si es necesario se debe intervenir en sus tareas, no es recomendable la sobreprotección ni la impaciencia.
Como hemos visto el apoyo y la compresión es fundamental, pero no solo durante las primeras fases de la enfermad, sino durante toda su etapa. Que el adulto mayor pueda pasar tiempo con sus seres queridos, así como realizar actividades en su compañía ayudará a ambos a no pensar en el dolor y las dificultades y a afrontar esta nueva situación de la mejor forma posible.
¿Cómo podemos ayudar a los pacientes con Alzheimer?
Sabemos que es difícil encajar bien el diagnóstico y los nuevos cambios que conlleva y por eso queremos que cuentes con nosotros y que, si tienes un familiar o alguien cercano que acaba de ser diagnosticado o tienes sospechas de que pueda estar en su fase inicial de la enfermedad contactes con nosotros.
Desde Memoriae desarrollaremos programas de trabajo donde prima la atención individualizada teniendo presente la historia de vida de las personas, interesándonos por las preferencias de las personas y ajustándolas a los planes de trabajo donde la estimulación cognitiva y la estimulación emocional se llevan a cabo a través de diferentes tareas.
Trabajar psicoterapias adaptadas a las necesidades de cada persona es clave para conseguir buenos resultados. Nuestros programas son individualizados y están diseñados para acompañar a las personas adultas mayores con o sin patología cognitiva, en su propia evolución y sobre todo a su propio ritmo.