Cuando un ser querido empieza a mostrar cambios en su memoria o en su estado emocional, es normal que nos preocupemos. ¿Se trata de los primeros signos de Alzheimer? ¿Es una demencia diferente? ¿O quizás simplemente está pasando por un momento de ansiedad o depresión? Distinguir entre estos cuadros no siempre es sencillo, y puede llegar a generar incertidumbre en las familias.
Sin embargo, conocer las diferencias es clave para ofrecer apoyo y garantizar que la persona reciba el tratamiento adecuado. Aunque el Alzheimer es bastante común, no es la única demencia. Existen otras enfermedades neurodegenerativas con síntomas similares, lo que puede llevar a confusión en el diagnóstico. A menudo, los síntomas emocionales como la depresión, la ansiedad, la irritabilidad y los cambios de personalidad impiden una correcta diferenciación. En este post, te mostramos cómo identificar estas señales para diferenciarlo.
La importancia de la concienciación del Alzheimer y otras demencias en España
El Alzheimer es la forma más común de demencia, si tenemos en cuenta que representa aproximadamente entre el 60 y el 80% de los casos. En España, se estima que hay alrededor de 900.000 personas con esta enfermedad, una cifra que podría superar el millón en 2050 debido al envejecimiento de la población. Según la Sociedad Española de Neurología (SEN), cada año se diagnostican 40.000 nuevos casos de Alzheimer en el país, lo que evidencia la magnitud del problema.
Sin embargo, también existen otras enfermedades neurodegenerativas, como la demencia vascular, la demencia con cuerpos de Lewy o la demencia frontotemporal, que presentan síntomas diferentes y requieren tratamientos específicos. La concienciación es fundamental, ya que un diagnóstico precoz no solo permite planificar mejor estos cuidados, sino que también ayuda a las familias a comprender y afrontar la enfermedad con mayor tranquilidad.
Características del Alzheimer y su confusión con otras demencias
El Alzheimer suele comenzar de forma gradual, con olvidos a los que no se da importancia, pero que progresan con el tiempo. La pérdida de memoria es su síntoma más característico, especialmente en lo relacionado con acontecimientos recientes. Con el avance de la enfermedad, aparecen dificultades en el lenguaje, la orientación y la toma de decisiones.
Sin embargo, otras demencias pueden presentar síntomas que generan confusión:
- Demencia vascular: Los problemas de memoria pueden ser menos evidentes al principio, pero los cambios en el pensamiento y la velocidad mental son más notables.
- Demencia con cuerpos de Lewy: Se suelen producir alucinaciones visuales y alteraciones en el sueño, además de síntomas motores similares a los del párkinson.
- Demencia frontotemporal: En lugar de la pérdida de la memoria, los primeros signos suelen estar relacionados con cambios en la personalidad y la conducta, como desinhibición o apatía extrema.
Por otro lado, algunos trastornos emocionales, como la depresión o la ansiedad, pueden parecerse a las demencias porque afectan la concentración, la memoria y la motivación. A diferencia del Alzheimer, estos problemas pueden mejorar con tratamiento psicológico y farmacológico adecuado.
La ayuda de un psicólogo especializado para un correcto tratamiento
Ante la duda sobre si un ser querido está desarrollando Alzheimer, otro tipo de demencia o un trastorno emocional, acudir a un profesional especializado es esencial. Un psicólogo con experiencia en adultos mayores puede realizar una evaluación completa, identificar las señales de alerta y proporcionar las herramientas necesarias para manejar la situación.
El apoyo psicológico también es clave para los familiares y cuidadores, que a menudo se enfrentan a una gran carga emocional. Contar con orientación profesional no solo ayuda a comprender mejor la enfermedad, sino que también permite mejorar la calidad de vida de todos. Estas son algunas de las terapias psicológicas que se emplean:
- Estimulación cognitiva: ejercicios diseñados para mantener o ralentizar el deterioro de la memoria, el lenguaje y otras funciones cognitivas.
- Terapia de orientación a la realidad: refuerzo continuo de información sobre el tiempo, el lugar y la identidad personal para ayudar a la persona a mantenerse conectada con su entorno.
- Terapia de reminiscencia: uso de fotografías, música o relatos del pasado para estimular recuerdos positivos y reforzar la identidad personal.
- Psicoterapia para la adaptación emocional: ayuda a manejar la ansiedad, la confusión y la posible depresión derivada del diagnóstico.
- Terapias sensoriales: uso de aromaterapia, musicoterapia o estimulación táctil para promover el bienestar emocional y reducir la agitación.
- Terapia conductual: estrategias para manejar cambios de comportamiento como agresividad, apatía o alteraciones del sueño.
En conclusión, distinguir entre el Alzheimer, otras demencias y los trastornos emocionales puede ser complicado, pero es fundamental para ofrecer la mejor atención posible. Conocer las diferencias, estar atentos a los síntomas y acudir a un profesional especializado son pasos clave para tomar decisiones informadas y mejorar la calidad de vida de la persona afectada.
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